Odio esos días que te succionan el litio de la sangre. El lunes feliz, empilado por el Gym. Ensaladita, todo bien. En la pega todo ordenado, trabajando a full y aún así llegando temprano para estar con los niños. Luego una de esas sesiones de “Sex and the City” (le regalamos la serie completa a la Romi para el día de la madre, así que tengo como para unos meses), un picoteo light y durmiéndonos temprano. En la mañana, energizado. Desayuno en la cama con los niños, la mañana agradable… Pero cruzo la puerta de la office y se viene todo negro. Puros atados, desordenes, urgencias absolutas, reuniones eternas… El Yang, al Ying que venía trayendo. Así que ni alcancé a ir al gimnasio, escuché toda la mañana puros problemas… y toda la buena onda se me tapó tanto como la rica vista del cielo gris que tengo en la ventana. En fin. Hay que darle nomás. A ver si este mini-finde me devuelve el litio robado.
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