El sábado fue el cumpleaños de la mejor amiga de mi señora, la Coté. Y obviamente lo hicieron en el Dublin, que es de un amigo de su pololo, Gregorio. El pelao. El pelao es capo. Llegó de Argentina hace algunos años, escapándose del ecatombe económico de su país, casi con ni uno en los bolsillos pero cargando bajo el brazo el grand prix de la bienal CasaCor de decoración en Brasil. DON premio. En Argentina, Dolape tenía una casita de decoración muy al estilo Alonso de Córdova en el archi-trendy Palermo Soho. Se manejaba, Goyo. Así que con los pocos ahorros que se trajo, y con el blablá tipico trasandino, llegó a armar junto con unos socios el ahora conocido restobar Cávala. Y bueh, luego de pelearse con sus socios y tras pasar por uno y otro negocio chico, armó su propia Pizzería con el dueño del Dublin. La Pizzería “Q”. Una pizzería típica argentina en pleno Vitacura… pero que nunca prendió realmente. Así que se cambió de rubro. Hoy Gregorio es el gerente general (osea dueño) del Winedispenser. Un sistema tipo refrigerador que permite que los restoranes vendan vinos en copa, porque mantiene las botellas a la temperatura justa y sin entrar en contacto con el aire. Así que si ultimamente pueden tomar vino en copa en el Astrid y Gastón, Agua, Hyatt o donde sea, es por culpa de este che. Y ahora se está expandiendo al resto del mundo. Se maneja el che. En fin. Todo esto era sólo para darles un background de este tipo, que realmente se mueve en el ambiente trendy-culinario. Porque cuando nos juntamos para el cumpleaños de la Coté, la conversación nos llevó justamente a eso: los restobares, pubs y discotheques en Santiago. Y pucha que les falta onda. En Baires (mi ciudad favorita, por lo demás), no importa lo chico o escondido que sean los bares que veas. TODOS tienen onda! Y, como Goyo le decía al dueño del Lemu Lounge cuando se juntaron un día a conversar -y que fue el primero que saltó-, el diseño y los precios altos no te dan la onda. La gente te da la onda. Y en Santiago, sorry to tell, no hay onda what so ever. Concepción tiene onda. Chiloé, Isla de Pascua, Valpo tienen onda. La pregunta es, ¿por qué no hay onda en Santiago? Y ahí nos fuimos en la volada. Claro. Los Argentinos, acostumbrados al sube y baja económico, no tienen los rollos sociales y clasistas que tenemos acá. En Baires puedes estacionar tu Porsche al lado de una renoleta (y vice-versa) y te da lo mismo. Acá, hoy por hoy, 2005, anda a hacer un lugar realmente grande. Donde quepan todos. No va a ir nadie. Léase Stones. Léase Vayarta. Léase Suecia entero. Suecia cagó porque empezaron a venir “los de abajo”. Bellavista es un tugurio abc1 hasta las 11 pm, pero a las 11.30 los abrigos de pieles y los descapotables se escapan costanera arriba, porque vienen los de las “cushillas” y los drogos. Y claro, losotros no los mezclamos con los cuicos. Y, pos hombre, nosotros no nos mezclamos con los rotos. Y dale con que por qué no existe onda. ¿Por qué? Porque somos un país demasiado chico como para darnos el lujo de separar estratos para hacer algo rentable. Los ABC1 son el 0,5% del país. Y los que más plata tienen. Los C2, C3 son la mayoría del país, pero no tienen mucha plata. Si haces algo para los C2, C3, que tienen poca plata, no ganas. Si haces algo para los ABC1, que son re pocos, va poca gente. Osea… valga el análisis sociológico o económico… en Santiago no hay onda porque no somos capaces de estar juntos. Snif.
PD: Y como bien me acaba de decir mi “amigui” Hans, el único lugar de Santiago con onda es el Liguria. Un lugar que ahora es más trendy, sí, pero que sigue teniendo ese espíritu cuasi folklórico/clubezco/picaderil que lo hace tan agradable. Eso.
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