El verano me queda en pausa apenas subo al ascensor de la oficina. Será por el sol esquivo entre panel y panel. O esos 18 grados eternos que normalmente agradezco, pero que te alejan del febrero que se ve allá afuera. No sé. Como que el sentimiento de verano en cuotas me pisa los talones hasta que llega el viernes e intento ponerme al día. Tal como pasó este viernes, que lo terminé con una buena conversada con mi buen amigo-&-ex-dupla, H. Un piscinazo al atardecer en la recién redecorada piscina de su azotea, con el cobrizo reflejo de los edificios de Sanhattan en la pelada y una sonrisa en la cara. Todo lo que necesitaba para volver a ponerle play al verano y recordarme lo rico que es Santiago en estas fechas. Así que esperamos que se fuera el sol para irnos a mi depto. con un picoteo organizado por la Romi –quesitos varios y uva es la mejor mezcla del verano-, junto al eterno e incambiable Porta Select Reserve para amenizar. Mira que no hay pisco sour que le gane (*).
El día siguiente siguió como buen verano –interrumpido eso sí por una charla de Alto Mantagua a la que fue invitada la Romi; así que yo, entre la duda de si efectivamente era una mula de tiempo compartido o un regalo de verdad, accedí a ir por si las moscas. Dos horas. Veremos si el finde gratis valió la pena o no -. Y terminó con típico y veraniego domingo en casa del tata de la Romi. Almuerzo a la antigua. Casona de pasillos con eco, piscina. Música tipo vitrola, familión. Humitas caseras, cervezas a la orilla del agua y ombligo parado de tanto comer. Un clásico.
El verano puso pausa otra vez cuando bajé a mi estacionamiento, esta mañana. Pero lo veo de reojo por la ventana. Está ahí. Y espera que me acuerde que sigue ahí. Me pone cara de Happyhour. De piscinazos y conversas con pisco sour en la mano. Me recuerda eso del chardonnay sour que hay que probar sí o sí; del Ky y del Zanzíbar y de los helados caminando con la correa del perro en una mano, y mi hijo en la otra. Me recuerda que la vida es disfrutar. Voy a tratar de hacerle caso esta semana. Verdad que sí.
(*) en el Jumbo lo están vendiendo con un 50% de descuento. No me lo acaben, que me hice adicto.
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