Buena parte de por qué soy publicita, es que desde chico fui tevito. Era de los que estaba media hora mirando la carta de ajuste esperando el Pipiripao. Mi control remoto tiene las teclas ilegibles y, claro, tecleo los canales sin mirar… Pero este último año, hubo un cambio heavy. Que noté realmente hace unos meses cuando me tocó viajar a Quito por trabajo: ¡no prendi la tele en toda la semana! Plasma, cientos de canales, sonido espectacular… Y nisiquiera lo probé. En cambio, no me salí del Mac. Skype para hablar y ver a la familia, todos los capítulos de Family Guy a la mano… y, lo mejor de todo, cada cosa que quise ver u oír, exactamente cuando quería hacerlo.
Así que puse más atención en este nuevo “comportamiento de consumidor de tv” que tengo. Y no me malinterpreten: sigo siendo tanto o más tevito que antes! Lost, Heroes, Pushing Daisies, Family Guy, Entourage… Series envasadas, directamente a un click de distancia. ¿Quién necesita tele para eso? Y no hablo de cortes comerciales ni de falta de contenido: hablo de inmediatez. Abrir esta cosa de dos cuartas de largo, ponerme audífonos Hi-Fi y disfrutar de este cine inmediato llamado Internet. Películas online. Porque luego llego a mi casa, prendo la tele… y me da lata haber llegado 5 minutos tarde. O esperar 15 más para ver una película que no sé si vi o no. Incluso el “control inteligente” que te muestra la programación de cada canal, se me hace poco. I want it now. Right now!
Así que ahora el control lo tiene la Romi. Y podemos (¡¡al fin, gracias San Megavideo!!) ver los dos lo que quremos ver sin competir por quien tiene el control. Te regalo el control. Toma. Que yo, me quedo con mi mac.
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