“Dios Salve a la Reina”, se lee en el cartel de la foto. El que la sostiene, es mi tío. El que quedó completamente anegado. El que tenía una piscina de 2 metros en el patio, que todavía no se alcanza a ver entre el barro y el agua. Todavía! A más de una semana de la inundación (y más de 342 millones de pérdidas y costes en reconstrucción), todavía se puede ver un río cruzando la entrada del Unimarc de Príncipe de Gales. Yo me pregunto, bloggeros todos, ¿es normal tanta devastación por tan poco? ¿Cómo es que Santiago -por no decir Chile- esté tan mal diseñado que unas pocas gotitas conviertan toda una cuadra residencial en la sucursal del Canal San Carlos? Es cosa de pasar por el paso de Loreley (esa parte donde Tobalaba sólo va hacia el sur) para darse cuenta de la monumental idiotez de los planificadores: ¡es un hoyo! La subida por un lado, la pendiente por el otro, y en el centro… Exactly: my uncle`s house. Lo freak del caso es la comparación: los sistemas de drenaje del centro datan del siglo 18. ¿Y alguna vez han visto Ahumada anegada? Nope. De qué sirve el Tag si lo va a usar un submarino. De qué te vale el precio del cobre si no somos capaces de invertir en los hoyos y las inundaciones y la cantidad de problemas viales de Santiago?!… Y en La Reina, dale recolectando firmas y llamando a las autoridades. Como siempre. Como si alguna vez escucharan. ¿Los jaguares de latinoamérica? Nah, las merzulas del pacífico.
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