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Foto del escritorCristián León

David con Bazuca

Actualizado: 11 jul

Tuve la buena o mala suerte de partir muy chico en esto. A los 22, redactor. A los 25, supervisor. A los 30, Director General Creativo. A los 35, VP. El paso lógico -porque no existen los DGCs de 50, a menos que sean dueños de su propia agencia- era ser socio de alguna. Y casi lo fui varias veces... pero la jaula de oro, la familia y las responsabilidades (y el miedo) tiraron siempre. Era el mundo de los pagos a 120 días, de los arriendos millonarios, las secretarías, los juniors, la papelería y las estructuras pesadísimas. La época de ver de reojo a conocidos y amigos aventurarse y desplomarse bajo el peso de las corporaciones. Yo mismo viendo cómo algunos proveedores llamaban desesperados pero, "si el cliente no me paga no te puedo pagar". Era la era de los Goliats. Los espalda enorme. Los "me pagan a 9 meses pero no me importa, NY me apaña".

Yo apretaba los dedos en mi silla de cuero ejecutiva.


Qué miedo saltar. Que vértigo.


Corte a la pandemia. A mi salida de McCann. A mi podcast. A mi agencia. A MI agencia. Y un formato liviano que, lo reconozco, pensaba que iba a durar solo mientras estuviéramos todos encerrados. Pero no fue así. La pandemia lo cambió todo. Permalancers. Home office for life. Reuniones en teletransportación. Y el golpe en la mesa a los axiomas añejos donde, una vez más, se cuestionó el por qué pagarle a una multinacional monstruosa (ya había empezado hace rato ese descascaramiento cuando en las licitaciones estábamos los Goliat, y poco a poco invitaban a uno que otro David. WTF)... Con Davids que no eran unos pobrecitos. No eran la clásica "perico y asociados" que solo trabajaron para el amigo del primo. Estos eran la nueva horneada. El 2.0. Ex Goliats, con la mirada y los puños de un Goliat, vestidos en formato liviano y más pequeño. Los Wolf. Los Aldea. Los Loca. Los ex Directores de multinacionales que juntaron lucas e inversores y se lanzaron.


Y venía aún mejor.


Armar mi propia agencia fue siempre mi sueño. Pero implicaba tener un par de socios, mucha inversión y una pelea desigual ante corporaciones monstruosas. Hoy la ley de los 30 días, el trabajo remoto y la mentalidad Z, abrieron aún más el juego. Y dejaron todavía más desprotegidos a los Goliat. Hoy, lo que está pasando es que las corporaciones gigantes, con directorios e inversionistas, con trasnoches y pizzas, están viendo horrorizadas que ex regionales, con los mismos contactos que ellos, son capaces de trabajar en modo transnacional con modelos imposibles de alcanzar. Antes el volumen o ser "transnacional" era un valor. Hoy, muchos que "salimos" de transnacionales aportamos el mismo valor profesional, por una fracción de costo. Enrocando mark-ups y overheads; dándole vuelta a formatos que, por ejemplo, permiten tener gente muchísimo más senior muchísimo más tiempo. Impensable. Goleada en costos. Mejor producto. Más barato. Atendido por su dueño. Mientras, en el backoffice, la empatía y la humanidad, por fin están ganando el gallito. La transnacional no se va a humanizar de buena onda. El eterno "pega es pega" ya no tiene una cara borrosa. Somos personas con nombre y apellido, con familias detrás, con ética y humanidad que no vamos a escudar en el "son decisiones de más arriba". "Los accionistas dijeron que". La burocracia corporativa no existe en estructuras livianas. La Marca Empleadora tiene familia e hijos. Y, creo, que lo más bonito será que el Goliat va a tener que empatar la mirada porque es darwiniano. ¿Quien no quisiera trabajar en formato 100% remoto, con mejor sueldo y con el mismo tipo de cuentas que tenías en las agencias grandes? Si ya no ganas por ser global (sí, yo tengo un director de arte en Londres. Sí. Tengo gente en Lima). Si no me ganas por seniority. Si no me ganas por mejor producto (al revés, mi equipo es mucho más senior porque mis costos son menores; puedo darme el lujo de tener gente muy senior donde tú llenas de practicantes)... El ¡crack! es profundo y violento. La reja de las agencias chicas y las marcas grandes se están cayendo. Y las marcas grandes se están empezando a asomar. A hacer la prueba.


"Nah, cómo se ganaron esa tremenda cuenta...?!"

¿Cómo? Te acabo de decir cómo.

Se viene bueno el David contra Goliat. Porque ahora David tiene una bazuka.

Nota publicada originalmente en Bulb Magazine Junio 2024, página 97.



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