Hoy fue el evento dieciochero del jardín de Sebastián, en el Instituto Sta. María de Ñuñoa.
Cada nivel preparó algo. Los mayores, disfrazados con pelucas blancas, casacas y vestidos largos, bailaron el “Cuando”. Los medios, el “quiero comer curanto”… y el nivel de Sebastián, el Gallito de la Pasión.
No es tanto la chochera de verlo vestido de gallito (¿no está como para comerselo?!, ni que se sepa la canción entera. Nisiquiera que haya bailado perfecto toda la presentación… Lo que me dejó totalmente baboso (y a la Romi con lágrimas en los ojos), es que una vez terminada su presentación, de improviso y sin que nadie le haya dicho, se puso frente a todos e hizo una reverencia hacia el público. Todavía me duelen las manos de tanto aplaudir.
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