El viernes terminé el día como a las 20.30. Raja. Total y absolutamente raja. Por eso salí feliz, sin la lata que me agarró el día completo, y esperando llamar a Pérez y juntarnos con el resto de los bloggers. Algo que nunca hago, pero que bien valía la pena para exorcizar el día y partir con un salud! el finde largo. Y claro, llego a la casa y la locura de la Mopa y Sebastián, y la Romi con que viene gente y métale chala al auto para comprar las cosas y qué llevo y apúrate que están por llegar… Y mientras termino mi segunda copa de vino, ya son las 2 am y no me di ni cuenta de como terminó el día. Así que sorry, Zuricato, pero la máquina me engulló. Igual estuvo relajado, pero hubiera esperado algo más movido y reventado para cerrar la llave de paso de la lata. Y bueh, qué se le va a hacer.
Comments