Llevo horas instalando los programas del PC (ese que le compré a la Romi y a los niños y que al día 10 estaba en el taller), acompañado por la perridícula y con un solazo entrando por la ventana de la pieza de estar. El verano volvió, y por muchas ganas que tenga de pescar el teléfono, tomar la moto y partir a pegar en la pera a algún partiente o amigo con piscina, la herida de mi caída de la semana pasada me tiene encerrado. Pero lo estoy disfrutando. La tele, por ejemplo. Andaba tan fanático de “24”, que cuando me instalaron la antena de tv digital ni me percaté. Así que ahora ando haciendo zapping y aprendiendo a usar el control intergaláctico que viene con cada estación. Y el silencio. Me hacía falta un rato de silencio (de mi cabeza y del exterior) luego de una semana llena de preproducciones, reuniones, licitaciones y urgencias varias. Sólo yo, la Mopa y el zumbido del computador mientras termino de “hacerme amigo” de los pcs. No es tan malo como parecía, pero sigo prefiriendo los mac.
Así que eso. Perdone la fomedad, oiga, pero ando re tranquilo. ¿Me habràn echado un ravotril en mi desayuno? ¿habré despertado en un mundo paralelo? Naaah. Es sábado, hace calor, no están los niños y me merezco un rato de vagancia absoluta, ¿no?. De ahí me cuentan qué me perdí hoy.
Comments