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Foto del escritorCristián Ritalin León

48 hours day

Que por qué no escribo tanto ultimanente? Acá les digo por qué. De muestra un botón: Un jueves a lo Jack Bauer. Hasta las 6 am. Y luego a las 11 am de vuelta. ASÍ las ojeras. Creo que almorcé sushi. Entremedio. Entre papeles y reuniones y cambios de última hora. Entre PPTs y PPS y Word y photoshop. A las 15.00, casi saltando al taxi en marcha y presentando hasta las 17.30, cuando por fin terminó el día. Sort of. “¿Vamos a dar una vuelta?”, me pregunta Big Boss. Y como a mi me encanta el centro y rara vez me doy el tiempo de ir… ya, poh. Démosle. Que para ese rato la Coca Light ya se había vuelto batería. Estuvo bueno. Partimos con un recorrido por tienditas, aplanando adoquines y revisando la extraña gama santiaguina que pulula por el centro. Personajes todos. Ni para comercial; que en 30 segundos no te alcanza ni para el primero. En “El Rápido”, Big Boss se encontró con un ex compañero de colegio, que resultó ser nada más ni nada menos que el dueño. Quejándose por el Transantiago. Penaban las ánimas. Según él, porque ahora la gente ya no piensa en happyhours ni empanaditas de queso; lo único que quieren es hacer la cola, subirse al bus y apurarse con el viaje eterno hasta su casa. Así que bajó como un 50% sus ventas, con el Transantiago. Nos despedimos, seguimos caminando calle arriba y ¡zas!, los dos cual garfield de auto –esos monos con chupones, digo yo- en una vitrina llena de DVDs de culto. Desde De Sica hasta Prison Break. De platillos invasores cincuenteros hasta la última de Benicio del Toro. Big Boss no tuvo empacho: se gastó como 60 lucas en puros clásicos y películas raras. Yo, ahora sí cagado de sueño, me prometí volver por todo lo de Tarantino, que estaba botadísimo. Siguiente parada, ya dando pasitos cortos, la TXT!. La picada más absoluta en discos, películas y dvds. Aproveché de comprar un disco para mi cuñada que estaba de cumpleaños… y hubiera seguido mirando pero ya estaba con la yegua echada completamente. De ahí, la odisea de encontrar un taxi en el centro un viernes a las 7 pm. De Jack Bauer a Nathan Hunt. Misión imposible. De hecho tuvimos que esperar un buen rato hasta ver una banderola con el “libre”. Y del libre al taco. Y del taco a la moto. Y de la moto a mi depto… Y yo tratando de dormir… por 20 minutos. Porque apúrate y dúchate y yo acordándome que el regalo que tenía en la mano era para mi cuñada. Cortes a lo Snatch: Auto, fiesta, baile, comida, baile, tragos, baile, reloj apuntando las 4 am.

Yo con un ojo acá Y el otro acá. Uf. Pero igual bailando y chupando y riéndome hasta las 4 am. 4 am. El recuento mental era un largometraje. Un día largo, este Jueviersábado. Largo, agotador, caminado, pensado y hasta bailado. Y, la verdad, lo hubiera disfrutado más si no fuera humano y no durmiera.. pero bueh. Qué se le va a hacer.

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