El auto es la segunda compra más grande de tu vida (si es que compras casa), lo tienes estacionado más del 90% del día; debes pagar estacionamiento, Tag, bencina, seguros… y, si eres maniático como yo, a lo menos un lavado semanal.
No es un buen negocio.
En los últimos años, me ha tocado asistir a seminarios y charlas sobre futurología donde el tema de las “Ciudades del futuro” y la movilidad son “el” tema en debate. Y hay especialmente dos grandes caminos que se ven en el horizonte. Ambos increíbles.
El primero, es el proyecto del Hyperloop, creado por Elon Musk (mister PayPal > Space X > Tesla > Boring Company, que en realidad es la compañía menos aburrida del planeta). Una idea que vi hace un par de años en el SXSW, y que al principio me pareció una locura sacada de un libro de Asimov. Lo impresionante del caso, es que ya es una realidad. Ya hay prototipos funcionando, y la idea de Mr. Musk es tener Hyperloops andando, para el público, en Mexico, Dubai y Estados Unidos de aquí al 2020.
La segunda gran tendencia, y la más comentada de todas, es el transporte automatizado. Estuve en una charla de los creadores del proyecto de Google, y realmente es impresionante: un auto que hace más de 80 predicciones de los otros autos, peatones y posibles movimientos del auto por segundo. Si todos los autos fueran autónomos, el tráfico parecería más un banco de peces que otra cosa. Un flujo constante y conectado, como una red neuronal.
En esta premisa, sin embargo, me topé el año pasado con una mirada bastante radical. Tuve la suerte de participar de un meet&greet con Uri Levine, el creador de Waze, quien nos explicaba rápidamente su visión del futuro del transporte:
Me imagino un futuro en el que no le compras un auto a General Motors. Rentas el servicio de transporte, que es distinto. En la mañana, pides tu citycar de siempre, mientras tu señora pide su SUV de siempre para pasar a dejar a los niños al colegio. En la noche, en lugar de pedir el citycar, decides pedir un descapotable para salir a comer con tu mujer. Y el fin de semana, lo cambias a una Camper para irte a la montaña.
Tiene sentido, no? Para qué comprar un auto, si lo que necesitas es desplazarte. Claramente ambas tecnologias funcionan perfectamente unidas. ¿Te imaginas cuánto espacio util aparece en el momento en que las calles y carreteras son sólo peatonales? ¿Cuánto se achicarían las ciudades, los tiempos? ¿Cuánto mejoraría la calidad de vida? En Ciudad de Mexico hay gente que demora hasta 2 horas de idea y 2 horas de vuelta a su casa -y si eres ciego, multiplícalo por dos. En un futuro próximo, esas 4 horas adicionales podrían ser usadas para disfrutar de alguno de los cientos de nuevos parques (tipo Highlines) que solían ser carreteras.
¿A quien no le gustaría estar en ese futuro?
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