Las fiestas de fin de año en las agencias siempre son con cuática. Siempre son temáticas; siempre son de disfraces, y siempre-siempre-siempre tienen parafernalia: desde la campaña teaser (dícese del “próximamente…” pegado hasta en el baño), luego los afiches pegados en toda la agencia –que invariablemente tendrán chistes internos y retoques varios, de acuerdo al tema elegido-, las invitaciones personalizadas y, claro, la fiesta misma. Que es con videos de mucha producción, invitados especiales –humoristas por lo general- y un bar abierto. Tan abierto, que el día siguiente lo damos feriado. Este año, soy uno de los encargados de armar la fiesta de la agencia. Y haber llegado al grupo a menos de 3 semanas del evento me dejó, por decirlo menos, anguistiado. No había nada hecho ni definido, salvo el tema de la fiesta. Que, por razones obvias, me lo guardo hasta el viernes. Pero ooops! son las 9.30 am del 16 de noviembre, y todavía no tenemos lugar. A las 10 voy a Casa Montt, que es una de las últimas opciones .Take it or lose it. Está todo colapsado. Omnium, Las Urracas, you name it. Obvio, si es época de matrimonios y graduaciones. Y como para colmo la vamos a hacer el miércoles 7, peor. Para el comité, no para la agencia: El 8 es feriado y el 9 nos lo dan. Rico sandwich para los que no votamos. Pero con los palos que te pegan las discotheques por dejar de tener su eterna manga de borrachines bailantes de pre-feriado, estamos hasta las masas con el día. Y bueh. Métale almuerzos de reunión, métale quedadas hasta tarde y métale rendiciones. El “comité” está embalado. Y por comité digo Yo, Hans y un par de personas más. El tema es entretenido, pero estamos cruzando los dedos para alcanzar a hacer todo lo que queremos. Yo estoy haciendo los videos que veremos en la fiesta, tenemos a las productoras calzadas para ayudarnos en la producción, Hans está liderando desde el armado del logo hasta los afiches, vamos a contratar unas promotoras top para entregar las invitaciones… Y bueh, las mismas cosas que se ven en un matrimonio de 130 personas. Desde qué vamos a comer hasta quién ve los permisos municipales. Organizando mi matrimonio bajé 4 kilos de puro stress. Vamos a ver con cuántos me largo esta vez.
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