Los patos asados del sábado auguraban que este finde, sí o sí, había que despedirse del verano. El estertor final. Los calores de reserva. Así que tomamos los bolsos (es increíble la cantidad de cosas con las que llenas el auto cuando andas con 2 niños), trajebaños, toallas y el bloqueador de rigor, y partimos a un asado a la Parcela. Y bueh, el comité organizador -léase mi viejo- no contaba conque las sábanas iban a succionar a mi vieja (anoche organizaron una comida que terminó pasadas las 6 am), ni que la Pepa, mi hermana, no iba a coordinarse con nadie así que iba a quedarse abajo. Finalmente, sólo fuimos nosotros, mi viejo, mi hermano chico, mi tío y mi primo… pero ese no fue impedimento para los últimos piqueros veraniegos, descorchar un buen vino y acompañarlo del choripán de rigor y la carne a la parrilla con el toque gourmet de mi viejo: unos cebollines rostizados en aceite de oliva que nos ayudaron a darle el gudbai a este verano que se está yendo por fade.
Buenas recargas, las del finde. Esta semana se viene con licitación y ¡tres! filmaciones seguidas, así que las alcalinas están listas para el ataque.
Bring it on.
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