Este fin de semana partió a las 13.00 en punto, con una conjunción carretìstica que ni Nicodemus hubiera podido augurar: Cumpleaños de H La piscina del Boss lista Viernes de lunch 33 grados a la sombra
Así que, era que no, convertí mis pantalones en shorts (el 2 en 1 es un must en viernes veraniego), apagué mi mac y, quince minutos más tarde, se escuchaba un SPLAAAASH!! que inauguraba la temporada 2005-2006.
Lo que siguió, fue lo agradablemente típico en casa de Boss: Pisco Sour preparado a la antigua, picoteo, más piqueros, asadillo, piña colada, empujadas a la piscina… Y el invitado sorpresa: unos chateau Lafitte del 95 que tenía nuestro poco vinero jefe en su bar y que miré cual gato en carnicería. “Abran lo que quieran, yo no cacho de vinos”. Pero H sí. Y yo también. Lo que hizo que, por primera vez en la vida, se me hiciera agua la boca con una botella de vino. Cranberries en copa. Cuerpo perfecto. Damn french guys. Así que a las 7, cuando el caramboleo se me había pasado un tanto, volví al depto. para estar un rato con Sebastián, ducharme y salir con la Romi a la segunda patita. Porque, ooooobvio, seguimos con el japiberdei hasta las 3 am en El Barril. Tablitas, Kuntsman y un DJ ochenteno que la Romi amó. Y H, mientras tanto, paseándose cual novio en fiesta y disfrutando de su regalo con volea: dos pretendientas que se lo pelotearon toda la noche. Y no, no voy a contar en qué terminó el asunto… pero flaquis se las trae. Mire usté.
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