Cristián Ritalin León
Slideshow 2: Más que Kung Fu
Abrir las cortinas y toparse con el Obelisco es algo impresionante. La calle esperándonos, y recordar que ese mismo día es nuestro aniversario – y la razón del viaje- me hicieron saltar a la ducha, apurar a la Romi y partir por un Brunch (obvio, hay que aprovechar dormir cuando estás sin niños!) a Palermo. Así que salimos del ascensor creyéndonos porteños, saludando al tipo de la entrada y pensando que qué rico sería vivir en esta ciudad por un tiempo. Tomar un taxi (con acento bonaerense, obvio, no me vayan a “garcar” otra vez) y tener ganas de parar en cada esquina para vitrinear, mirar, olfatear y probar las cosas que veíamos por toda la Avenida Córdoba nos hizo el viaje corto. En la Plaza Serrano, a un costado, el aroma a café y el onderismo mismo nos saludaron con la misma calidez que sentí al abrir la puerta del Malas Artes. Clic. Clic. Clic.
