Este 18 estuvo bien largo, oiga. Tanto, que más que contarlo voy a enumerarlo. Si no, explícame como. Le lleó, en orden de llegada: Sábado en Pole Position con almuerzo en la fonda del Parque Inés de Suarez: Los niños, la Romi, yo y anticuchos, empanadas, chicha, mote con huesillos (x2, uf, es que sino cuándo!), la llegada de los Rapa, huasos varios, cantantes varios y una vacunada por parte de mi señora dejándome de Baby Sitter desde las 8 pm. Y ella, la linda, siguiendo el carrete hasta como la 1 con los Rapa y Farándula. Gracias, ah? Domingo almorzando mariscos en el Mar de Viña (ceviche, pescado con camarones, blablablá), y de postre un paseo por Provi -Bravissimo, parada obligada-, una juntada en la night,empanadas, chicha, vino, asado, ensaladas, ron y mucho salú y mucha risa. Lunes familiar: la linda -autokarma, que le digo- se pone a hacer aseo general mientras me manda con Sebastián a pasarlo shansho: Los dos en la moto al McDo, conversación padre-hijo de una hora, una ida al parque, una ida a por el Nico (esta vez en auto, obvio, el trapecismo no me sale), helados en el Filippo de Ñuñork… Ok, pausa acá. Imagen: Sebastián frente a mi con su helado de frambuesa, sin barquillo -luego la piensa y entra otra vez a pedirlo para su hermano. Nicolás en mis piernas con una cucharita sacando de mi helado de Selva Negra mientras yo le hago la competencia por el otro lado. Su primera tomada de helado y la única mancha se la hago yo, por gil). Play. Segunda ida al parque con el niño-araña y don baboso que ya aprendió a tirarse por el resbalín solo. Picoteo nocturno (Ocean`s Thirteen con pisco sour casero y provoleta no es malo). Stop. Play otra vez, martes 18, tikitikití donde el Tata de la Romi, más empanadas, más pisco sour, más champaña, más ponche, más vino, más carne y ensaladas, más mote con huesillos (x2 otra vez, qué le voy a hacer), leche asada y una acidez final que se las encargo. Noche donde Perro Sarnoso (a.k.a. Rec), con una fonda en pleno con familiares y amigos, un raggaetonazo poco y más choripán. Más vino. Más ron. Osea, más fogonazos al intestino.
Y… hoy. Salida temprano, pasada a ver al sobrino de la Romi recién llegado de España, un viaje rápido a ConCón donde mis tíos franceses, almuerzo en la terraza más rica de Higuerillas, Robespierre (*), asado, pisco sour, más ponche. Más sopaipillitas con pebre, más mote con huesillos (¡x2, ya van seis!), más torta, más conversa tan regada que la mesa te club era una pura hilera de botellas (de Cognac hasta Anís; de bailey`s a limoncello), más risas y risas y conversa con los amigos… Y una triste, triste, triste regresada. Manejando como autista de vuelta mientras TODOS se quedaban en la Playa. Maldita la hora en que Boss no tiene celular para llamarlo y pedirle dos días flash. Pero así fue la cosa, pueh. Lo bailado y lo comido, lo comido, lo comido, lo comido y lo comido… no me lo quita nadie. Ni el nutricionista, oiga.
(*) De ahí les doy la receta. Cuento corto, filete asado casi crudo por dentro, con sal de mar, pimienta… uf.
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