En un mundo diseñado (por nosotros mismos) para el exito, la acumulación y el show-off, con gente rompiéndose el alma para tener más y más y más… y, en terrible contrapunto, como espejo futurista de lo que te espera si “consigues” lo que quieres, historias en copy paste de hijos de millonarios drogadictos y quebrados (as in broken) Porque no saben que hacer con su vida, en un mundo en que ya nacieron “listos”.
Es realmente ese el foco que queremos? Inevitablemente, me acuerdo de dos cosas: Primero, la tremenda cita de Mujica, que se ha vuelto una brujula en mi vida: “Tu no ganas plata. La plata la debes medir en cuánto tiempo de tu vida demoraste en ganarla. Tu compras cosas con tiempo de tu vida, que no vuelve!” ¿Darias 2 años de tu vida por un auto? Mucha gente en Chile pone hasta 4. Y me parece surrealista.
Luego, otra pieza de inspiración que, si fuera Shalper ya la hubiese impreso y enmarcado en mi pieza:
Tuve la suerte de darme cuenta del error, siendo bien chico. Con mi señora, con 27 años, ya nos habiamos comprado nuestro departamento de la vida y un auto cero kilometro (lo que significo, entre otras cosas, casi 5 años de penurias por endeudarnos como pelotudos)… Pero me quedo con esto: Al llegar al estacionamiento y apagar el motor, los dos sentados en este auto con olor a nuevo… nos miramos con cara de “Y esto era?”
Trabajando en multinacional casi toda mi vida, me topé con muchos especimenes con esa mentalidad. Gente fria, lejana, miope de su propia vida, que miraba su espejismo de exito hacia adelante sin darse cuenta de que han estado encerrados sus “mejores años” en salas de reuniones, comiendo sobrecitos de azucar para no desmayarse y seguir, viajando por el mundo sin ver a sus amigos ni familia; conociendo solo las salas de hotel de paises exoticos y maravillosos…
Mientras, la vida se les pasa por el lado.
Cuando fundé RTLN, me di cuenta de que tan importante como lo que quiero hacer y cuánto quiero ganar… es entender qué no quiero hacer y cuál es mi tope hacia arriba.
Parece raro, no? Por suerte, no lo es: Un estudio de hace unos años, confirmó esta teoría muy contracultura. Efectivamente mientras más ganas, eres más feliz… hasta cierto número. Los investigadores, en ese entonces, pusieron el numero en US$75,000. El mio se basa en experiencias:
1. No tener deudas (excepto el hipotecario o gastos fijos que pueda pagar siempre a fin de mes)
2. Vivir en un buen lugar, a nuestro gusto (en mi caso, una casa donde puedo vivir comodamente con mis perros y gatos, que tenga piscina, aunque sea pequeña -no para andar contandolo: amo las piscinas, amo el verano-.
3. Poder darles una buena educación a mis hijos.
4. Ganar lo suficiente como para salir a comer con la familia al menos una vez cada semana
5. Poder viajar al menos una vez al año de vacaciones, los cinco.
6. Tecnologia. Poder comprarme un celular de alta gama cada 2 años, que mis hijos tengan buenos computadores, etc.
Es la carta al viejo pascuero; pero si te das cuenta… es un tope. No quiero un lamborghini ni 3 casas ni vivir de las rentas. Que desperdicio tener un depto en la playa y saber que no se está usando; “obligado” a ir todos los fines de semana. Si me jubilo antes que mis amigos, voy a caminar por Santiago aburrido todo el dia?
Hoy, en cambio, me he dado el gusto de, en plena pandemia, decirle que no a proyectos que no me calientan, que no me acomodan o donde no me voy a sentir bien. Y, de vuelta, tomar proyectos quizas mal pagados, pero que “solvento” con otros que sí lo son. Un pseudo pro bono que me llena el alma.
El efecto laminitas (¡¡juntalas todas!!) lo tenemos pegado en el hipotálamo. Y es facil entrar en el juego. Mi invitación hoy es a respirar hondo, tomar un lápiz y un papel… y modelar tus 2, tus 5 y tus 10 años para el futuro… Sin dejar de mirar lo que tienes hoy. No vaya a ser que te perdiste a tus hijos por estar pensando en mejorarles un futuro… cuando todo lo que ellos necesitaban, eran tu presencia, hoy.
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