Antes de leer este blog, les advierto de dos cosas: 1) que viene largo, porque el día lo fue… y 2) que cualquier sacada de pica por parte del blogger es involuntaria. Si me sale así es porque ando muy feliz en el norte. So here we go:
07.00 Locación cero. Hostería Vicuña. Me despierta el despertador de mi reciclado Sony T226 … y grito silenciado por la almohada. No puedo creer que ya son las 7. No puedo creer que ya pasó el miércoles y no puedo creer Mama Yuca. Mientras me ducho, sigo pegado pensando en Mama Yuca, el observatorio al que fuimos anoche con la agencia. Wow. Wow. Wow. Y como supongo que tiene link en internet, me salto la noche de ayer y no les doy la lata.
08.00 Locación cero, desayuno. No suelo tomar café, pero como que en los hoteles se me hace un must. Así que mientras reviso mis emails a la rápida y disfruto de la pastelería local, comentamos con el grupo lo que pasó en Londres. Mi ejecutivo vivió 4 años allá así que está plop. Y yo, sin pecar de light ni nada, tampoco me he podido informar mucho así que hoy al menos no les doy la lata. Para comentarios al respecto tengo Santiago y mi añorado G5. Te extraño, G5.
09.30 Locación Uno. Diaguitas. Me da risa pensar que el pueblito de Diaguitas esperó y esperó años para que les pavimentaran su callecita principal, para que luego un grupo de pelotudos se las vuelva a enterrar. Jua. Pero se las vamos a dejar como estaba, ah?!… Todo el pueblo sublevado, todas las casas decoradas con carteles antiguos y todos de extra. No hace falta mucho: diaguitas ES Campanario tal como me lo imaginé. Mientras seteaban las luces y esperabamos un poco más de sol, me dediqué a fotografiar puertas, cielos, perros y texturas de este puebito increíble.
10.00 Sigo acá. La filmación va increíble, los extras parecen castingeados pero son tal cual!! Un viejito con lentes y ropa de los treintas está sentado frente a una pared de adobe mientras le arreglan la iluminación -sale, sol!!- y sonríe con su vasito de té en la mano. Se lo quitan y filmamos. Corte. Estamos. Ahora a seguir con las unicas dos minas de casting, que son de La Serena. Uf, que pena mi pega.
17.00 Abort a la toma ext. botica, porque la luz se nos fue a las 15.00 Plop. Claro, con el tremendo cerro a las espaldas, qué querían. Y Pablo dale con filmar la entrada del bus mil veces asi que se nos fue nomás. En fin, para mañana queda. Así que dejamos con treendo plantón a DOn Jacinto y su ayudante y partimos a Pisco Elqui en el auto del cliente -rented as ours, but so much better- para las tomas interiores. Pero antes… EEEEEeeeek!! Frenazo. Casi al llegar, “Cavas del Valle”. El vino que probé anteayer era de ahí, así que paramos. Obvio. Nos recibe el dueño en persona. In-cre-ible!! Vamos solo Rodrigo, el otro Rodrigo (cliente), la Jany y yo. El tipo, Raimundo algo, sin siquiera conocernos, nos hace un tour por las cavas, nos da de probar de su nuevo Late Harvest -exquisito porque no es tan tan dulce- y nos muestra las botellas que el mismo tapa y etiqueta. No se imaginen a un viejito chuñuzco! Este tipo es onda Kike MOrandé más flaco y canoso. Demasiado agradable. Nos muestra las esculturas que hace su hija, recorremos sus cavas de roble francés y probamos en su terraza que da al valle y el cielo celeste eléctrico, de un vino que salió 2do. en el concurso de La Cav de este año. Simplemente increíble. Y tan exclusivo, que cada botella tiene número de serie atrás. Yo me compro la botella No.29 -en septembre ya está como Gran Reserva, por la guarda en botella- y un Late Harvest de litro para la Romi. Totalmente recomendado, y no tan caro como piensan ($6.500 el Reserva y $8.000 el G. Reserva, que bien pasa por un 1865). AAaah…. el valle del elqui. La paz del valle es increíble, pero conversar con este tipo que es geólogo, pero que se dedicó a hacer muebles (de hecho ha hecho casi toda su finca él solo) y luego a armar su propia viña, es como reiki para el alma.
18.00?? Náyades. Locación interna. Un lugar que no podría describir sin mostrarles fotos. Justo antes de entrar a Montegrande, vemos esta construcción de cal. Rustica, encerrada en un jardín gigante y con dos pisos. Cual casa en verona o grecia. Una piscina de cal blanco tapiada de arboles, enmarcada en un cerro marrón gigante y con piezas casi hippies. Rustico, pero increíble. Maderas nobles, adobe y paz. Me dicen que sale $40.000 la noche, pieza triple con baño y desayuno. Y por $300,000 te cierran el lugar entero por el finde. Como para 12 personas, piscina, chorrocientos metros cuadrados de madera nativa, sol, cielo y estrellas. Ahí filmamos la siguiente escena. El actor, un español que elegimos por su cara de fome, pero que actúa muy mal, casi nos da dolor de cabeza. Casi. Menos mal que nos sale la toma. Y claro, ya son las 9.00 El Catering nos hace un asado, que comemos entre toma y toma, converso con la actriz -la miré a huevo en el casting, pero está muy muy rica, comentario a la pasada- y terminamos la filmación casi a las 10. Aplausos… y al auto.
12.30 Right now. Mareado como tagua por las vueltas, llegamos y me doy una ducha de 50 minutos. Salgo en pijama, salto a mi cama de 2 plazas -lo repito porque todavía no puedo creer que duermo sin patadas en la espalda-, y pido un room service: néctar de papayas y un sandwich -no me hagan decirles qué fue del asado que me comí 3 horas antes-. Mientras, hablo con la romi por 15 minutos, reviso mis emails… Y vuelta a dormir. Uf. Que día.
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