Si mi día fuera una escena en una película, no tendría sonido ambiente. Tendría, en cambio, la canción “Soul Education” de Jamiroquai de soundtrack. No por lo que dice, sino por el mood. El día se ve bonito, la semana se ve llegar relajada –de hecho creo que me voy a Antofagasta a media semana- y terminó un fin de semana de refill espiritual total que incluyó, entre otras exquisiteces, un sábado de full regaloneo con Nicolás –el mini.me de 3 meses-, una ida al cine (Misión Imposible 3, que me gustó mucho. Sobretodo porque la vi en el Pedro de Valdivia, que tiene acomodador de asientos. 9 years old again), seguida de una comida bien regada y conversada con Pollo al Coñac a la Romi… y una noche medio romántica medio cinéfila disfrutando la última joyita de Mr. Allen: Match Point. Excelente. Totalmente recomendable. Y la Johansson… uf.
Echo de menos salir a carretear, eso sí. Pero, claro, con dos babies está re difícil siquiera pasar por fuera del Aura, el Subterráneo o cualquier lugar remotamente trendy, electrónico o simplemente carretero. Por ahora, el carrete sigue en comidas, matrimonios y vejeces del estilo. Aunque no me puedo quejar. Hoy. Un día de relajo en la oficina es justo lo que necesitaba. ¿Vieron que pasa la locura? El jueves a ocho manos, el viernes hasta las 9 de la noche revisando originales y hoy hojeando revistas con toda calma y buscando EL regalo para el día de la madre. Mira que con los regalos si que soy quisquilloso. Un día tan líquido como este post. I`ve got a pocket full of rainbows… Me toca doc; en el centro. Voy a aprovechar de pasear por el Forestal a velocidad crucero y disfrutar este calentamiento global como si fuera primavera. Mañana uso las neuronas, I promess. Hoy, pura guata. Pura música y disfrute. Es lo que hay. Epílogo dominguero. Nosve.
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