Hoy, de todo un poco. Es que la semana anda chúcara, oiga. Mucha reunión, mucha filmación; todos resfriados en el depto. y con un desorden post-ataque de consumismo que me tiene peinando la muñeca con las cuentas. Pero me lo merezco. Por gil.
Así que perdonemé la falta de tiempo, que de cosas de contar sigo de sobra:
El domingo, por ejemplo, partimos con Matías y H a ver Superman Returns. Entretenida; no como para volverse loco… pero buena. Aunque admito que estuvo más entretenida la conversación preliminar que la película misma. En fin. Mis apuestas están en Spiderman 2.
Anoche vi Hostel, producida por Tarantino. Me gustó harto. Tenía ese dejo Gore que hace tanto tiempo que no veía. Si no son de los que se desmayan viendo sangre, se las dejo recomendada.
Y hoy, me llega uno de esos típicos Powerpoints tipo Village (cursivas sobre imagenes de archivo; nada nuevo)… pero que terminaba con una frase que la anoté en mis notitas para no olvidar. Se la dejo:
“No midas tu riqueza por el dinero que tienes. Mide tu riqueza por aquellas cosas que no cambiarías por dinero”
Personalmente me pasa seguido. En el mundo en el que me muevo, con modelitos, estrellitas y venta de sensaciones al por mayor, cuesta a veces salirse de la máquina y respirar un poquito. Mirar lo que tenemos y disfrutarlo.
Hoy llegué más tarde a la oficina, a propósito. La Romi pasó mala noche por Nicolás, así que se fue a dormir a la pieza de los niño. Mientras, yo le di la papa y lo mudé mientras regaloneaba con mi otro guatón de 4 años. Los 3 en la cama, tomando desayuno y jugando con la Mopa (mi perridícula) hasta que el reloj sonara por décima vez. That`s life.
En momentos como ese te das cuenta que la vida es eso y punto. La tele apagada, el sol entrando por la ventana y risas. Puras risas. ¿Y la máquina? Aquí; bien, gracias, les manda saludos. Pero la tengo cortita. Porque hoy hicimos cachipún primera y le gané.
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