Los publicistas somos una raza extraña. Una amalgama entre comunicadores, artistas y vendedores. Buscamos tendencias. Las creamos. Leemos las noticias con el ojo puesto en nuestros clientes. Con la mirada en la seducción del mensaje. No dormimos pensando en el qué y el cómo perfectos. Los dos ojos con una crucecita en el centro. Y en el centro de esa cruz, tú.
Somos raros, los publicistas. Porque no somos ni ingenieros comerciales ni artistas ni escritores… pero a la vez sí lo somos. Todo eso y sociólogos y psicólogos y semiólogos. Yo estudié todo eso por 5 años. Por eso cuando alguien me comenta que le carga la publicidad, saco mi celular y le muestro alguno de mis comerciales favoritos que siempre traigo a modo de inspiración. ¿Este del espantapájaros de Clio te carga? ¿Y este, de Telecom, no te gusta? El primero te para los pelos. El segundo te hace llorar. Porque cada vez que veo un inFOMErciales o pendejos diciendo “cool” (el sólo hecho de decir “cool” es perno); ó una mujer con el pelo en cámara lenta y la misma voz que tienen todas las mujeres con el pelo al viento, también odio la publicidad. Ese tipo de publicidad. Me da rabia que algunos todavía no entiendan que la publicidad paquete ya pasó. Que la tibieza en la comunicación es lo mismo que tirar challas en la calle. Ensucia, nada más. ¿Han visto esos avisos en los diarios que dice “¡Joven, no robes en los supermercados!” ¿¡Qué es eso?! ¿un avisito en blanco y negro va a hacer que alguien deje de robar?!… Uf. No entendemos nada, ¿no? Porque, ¿saben por qué me encanta mi pega? Porque se trata de hacer cosas completamente distintas. Nunca vistas. Que llamen la atención, que seduzcan. Que hagan que te pasen cosas con la marca. Que te sientas comprendido. Nuestra misión, realmente, es hacer relevante lo que se dice. Darle una misión, una visión y una utilidad que va más allá de lavar, limpiar, moverte o quitarte la sed.
Sedal (clic) dice “mirarse es fácil. Lo mágico, es mirarse denuevo”. Y que “la mujer con la que sueñas, puede ser la misma con la que duermes”. Sprite dijo hace rato que la imagen no es nada, y nos hace reír. Simplemente reir. Y amas la marca. Te encandilas con los comerciales de Honda, que te hablan del poder de los sueños. Las minas rayan con Lux, que les dice ¡Dale!, ¡siéntete una diva!. Nike te anima a hacer deporte. Entel te dice que la comunicación de verdad que importa. Y Pampers. Y Renault. Mac. Y, claro, una marca. Un logo. Un algo… que en realidad es una excusa para mostrarte una idea, un concepto relevante para ti. Y enamorarte. Sentir que esa marca te representa y DE AHI comprarla. Porque te convenció de verdad. No con pomadas tontas. La próxima vez, mira la tanda completa. Seguro que más de la mitad sigue siendo retail y 2×1 y compra compra compra… Pero cada vez somos más. Cada vez hay más comerciales dando vueltas hechos para ti. Para hacerte reír. Para divertirte. Para hacerte sentir, y confirmarte, que hay una que otra marca que de verdad que está mejorando sus servicios. Haciendo cosas buenas. Entendiendo lo que quieres. Convirtiendo su comunicación en algo que te llegue. Y esa es mi pega. Por eso me encanta.
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