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  • Foto del escritorCristián Ritalin León

Gotcha!

Me ganó el sistema. Me doblaron la mano de pater familias y Proveedor y Lord of the Realm y me convencieron de poner una tele en la pieza. No piensen en un plasma ni nada, ah. Que para ultra-tecnología mejor espero que pasen las matrículas y las vacaciones y los colegios y jardines. Uf. No. Por ahora –quizás porque sabía que venía con relación amor/odio incluida- acepté pero comprando el combo “tele de dudosa calidad + dvd ridículamente barato” de Paris. Simplecillo. Y, claro, yo que pensaba seguir leyendo en mi cama como si nada, me topo con esta monstruosidad de cristal oscuro, con un ojo rojo que me dice “préndeme, préndeme… tengo más variedad y entretención que Cortázar. Deja a Kundera a un lado, que conmigo el marcapáginas no vale…” y, claro, con el control al ladito nomás, me agarra la maldita cosa. (nota mental: los dos controles son prácticamente idénticos. A quién se le ocurrió tamaña estupidez?) Ahora, el asunto es ridículo: tele hasta en la cocina. ¿me explican para qué? ¿Es tanta la espera al calentar un plato en el microondas?… Me ganó el sistema. Y eso que a mi me encanta el sistema. La tecnología; Internet, el bluetooth y los controlcitos universales… Pero en mi pieza, me siento invadido. Cazador cazado, que le dicen. Cazador cazado.

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