Es una mezcla de cosas. Es todo. Desde que en el 2001 se masificó el “www”, nos dieron vuelta el mundo en 180 grados -o peor, nos sacaron de uno y nos pusieron en otro, lleno de botoncitos, códigos binarios e inmediatez-, los cambios en nuestra vida, cual blur, pasan frente a nosotros como si nada. Y los adoptamos. Sin darnos cuenta siquiera, los adoptamos. En menos de 20 años, pasamos del clac-clac-clac del teléfono de disco, a tener otro teléfono más pequeño que nuestra mano, que además podemos usar para escuchar música, sincronizar nuestro calendario y hasta recordarnos el aniversario que siempre olvidábamos. Diarios digitales. Revistas virtuales. Blogs. Fotologs. Torrents. P2P. Podcasts. Levante la mano el que conoce todo esto.
En menos de 15 años, se acabaron las máquinas de escribir. Las cartas. Los fax. Los telex. En menos de 10 años se terminaron los teléfonos públicos. Al mismo tiempo, dejamos de extrañar a la gente que vive lejos. Porque las tenemos aquí, saludándonos en una ventanita en tiempo real, mientras escuchamos un disco recién salido hace 10 minutos, o la serie en alta definición que están viendo ahora mismo en EE.UU.
En menos de 5 años las comunicaciones, las relaciones interpersonales; todo nuestro mundo imaginacional, cambió totalmente. Todo cerca. Todo rápido. Skype convierte la pantalla en una ventanita desde la cual nos mira gente a miles de kilómetros. Y hablamos con ellos, como si nada. Como si nada.
La industria musical se pegó un porrazo a punta de mp3 y pirateos en un clic. Las películas igual.
Y todo esto es tan trascendente, tan “2007”, que esta semana tuve una reunión con gente que se está mirando las manos mientras teclean en su computador y se preguntan… ¿y nosotros, los publicistas? ¿Y nosotros, las marcas? ¿Y nosotros, los productos?
En Cannes, la mayoría de los ganadores son comerciales de más de 1 minuto. Impracticables. Irreales. Mientras, en el mundo real uno ha dejado de ver tantos comerciales (TiVo, VOD, o las mismas series que uno baja por Torrent o algún P2P via Internet, vienen “sin cortes comerciales”. Obvio). YouTube, sin comerciales. Y la radio se escucha cada vez menos. Los mp3 y los Podcasts la llevan. Los diarios digitales. Los blogs. Los fotologs. La información sin censura es lo que la lleva. La publicidad real. Sin retóricas mentirosas (porque, repito, la información sin censura es lo que la lleva: si tu producto es malo, cien mil blogs hablarán de ello). La comunicación relevante y sincera, es lo que la lleva. La lleva pagarle a los escritores para hacer “placements” (ejemplo, los celulares de “The Cell” de Stephen King. El Smart de “El Código Da Vinci”. Desde la Pepsi en “Volver al Futuro” que no veíamos algo tan potente). El último discurso de Hillary Clinton fue dado en SecondLife. La tienda Adidas más top está en SecondLife. ¿El lanzamiento del último Chrysler? Clic acá: Second Life. Un mundo sin panfletos ni avisos en las calles. Un mundo en el que, o nos metemos por la buena, o nos sacan por la mala. Así de simple. Porque, ahora sí que sí, la canción de REM “It`s the end of the world as we know it”. se volvió profética. Y lo he dicho antes con otras palabras aquí, aquí… O te digitalizas o te fosilizas.
Nota final: a punto de publicar este post, y me llega este link por email. Clic.
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