Cristián Ritalin León
Cumpleañomatico
Mis cumpleaños de chico siempre tuvieron sabor a naranjitas de jalea, a torta de la abuela, quequitos con mucha azúcar flor, bilz, pap y tapaditos. A gritos y challas y regalos de bazar de la esquina con gusto a felicidad simple. Este fin de semana, en el cumpleaños No.9 de mi hermana chica, vi un cumpleaños comparable a 16 niños pegados frente a un televisor. Un cumpleañomático.
15.40, Let`s Fun de Mampato. Cámara en mano, entro para grabar un cumpleaños que no merecía recordación: un salón de 300 metros cuadrados, con cabida para 300 personas sentadas en 10 mesas, las dependientes repartiendo 10 fichas por invitado y las mamás –entre ellas la mía- tomando café en una mesa con dos jarros de bebida y cero niños. Luego de los saludos de rigor, pesco las fichas de Sebastián, lo tomo de la mano y me doy una vuelta por el lugar para filmar a los compañeros de la Vale. ¿Cuáles son? Todo está lleno de niños metidos en las máquinas, canjeando los juguetes plásticos y mirando pantallas mientras saltan o bailan o apuntan. Nadie comparte nada. Nadie conversa nada. Nadie está con nadie.
Un rato más tarde, una pendex dice por altoparlante que van a cantar el cumpleaños de todos los niños. Todos juntos, cada uno en su mesa con sus amigos, con una torta de cuchuflí y una música pregrabada que me recordó el capítulo de Los Simpson en que unos monos tipo Jamboree Show le cantan a Bart “Feliz cumpleaños, niño o niñaaa… feliz cumpleaños a ti”. Los nombres se confunden en el coro de una música gastadísima y con mala ecualización. Algunos niños ni pescan, porque siguen en las máquinas traga-niñez. Un trozo de pizza, cuatro cuchiflís-torta, golosinas sabor galleta y métale bebida para pasarla. Son electrónico. Tengo palm. Tengo celular. Tengo zapatillas raras. Soy de los que pide pizza a domicilio y encarga pelis en Bazuca. De los que habla por MSN y graba sus programas favoritos… pero no podría darle a mi hijo un cumpleaños tan impersonal y despreocupado. Ahí es donde la tecnología pasa de ayudarte a descerebrarte.Toma a los niños y olvídate de ellos. Mételos en un lugar como este, o el McDo o el Chuk E. Cheese y que se gasten las monedas y se vayan con un juguete de 100 pesos, y paga el cheque y andate a tu casa limpia de challas y de globos y de recuerdos. Cuando me iba, me pregunté si vale la pena traspasar lo grabado. ¿De qué recuerdos me hablan? ¿Cumpleaños? No. Cumpleañomático.