Nuestro mundo está lleno de stress. De niños tomando Ritalín. De suicidios. De gente mirando el cielo y suspirando deprimida porque se siente vacía. ¿La razón? Una sola. La más importante, al menos: Y es que en algún momento de los últimos años, el mundo giró en 180 grados y nadie nos avisó. Nadie. En el año 2001, la Internet se masifica. Y con ella, el mundo imaginacional nos succiona de lleno a las relaciones binarias y el término del tiempo y el espacio como lo conocíamos. Acabo de hablar con un amigo que está en Estocolmo, sólo presionando botones. La gente me persigue colgada de mi celular. Ya no hay espacio. Estamos sólo a números o direcciones de email de distancia. Ahora, además, la mayoría de nosotros trabaja llevando sólo la cabeza a la oficina. Ya ni los documentos se llevan. Los acarreas simplemente colgado de tu celular o tu pendrive. El trabajo es mental. La vida se ha vuelto completamente imaginacional.
La mayoría de la gente que trabaja frente a un computador pasa a lo menos 10 horas diarias jugando con conceptos, con ideas. Lo más pesado que levantamos es el basurero cuando se lo entregamos a la gente del aseo. Y si vamos al gimnasio, es sólo para mejorar nuestra imagen. Cómodos en nuestras sillas y en nuestros cubículos a 18 grados constantes todo el año, nos hemos encerrado en nuestra mente, trabajando en un mercado virtual, con gente virtual del otro lado del computador… Y, a fin de mes, recibimos un monto virtual que rara vez convertimos a billetes. El dinero plástico también es imaginacional.
¿Y entonces qué pasa? ¿Qué tiene esto que ver con el stress y el ravotril? Simple: Por siglos de siglos nuestro cuerpo se desarrolló hasta su máximo potencial. Crecimos, nos hicimos fuertes. Nuestras sinapsis fueron cada vez más rápidas y la adrenalina nos mandó millones de veces a correr o a defendernos. Nada de eso tiene cabida en el mundo imaginacional. Not now. Not today. “Corre”. ¿De qué? ¿De tu computador? ¿Del cliente que te mira del otro lado del escritorio?. “Defiéndete”. ¡¿de qué mierda me defiendo? ¿Del timing que me acaban de poner?… Y entonces te entra la adrenalina. Que no sale. Que no sabe como salir, a menos que pases por loco y te vayas gritando por los pasillos. Los miedos actuales nunca antes existieron. Los terrores son ahora parte de ti mismo. Parte de tu cabeza. Que heavy, pero ese es el mundo de ahora. Y el que se viene. Acostúmbrense. La vida se volvió cerebral. Y el cerebro, claro, no sabe todavía que el mundo es él. Así que les invito a meditarlo. A darse cuenta y a mirar con cara de “plop”, la misma que tengo yo ahora. Cuando terminen su trabajo, apaguen su computador y vayan camino a jugar Playstation, chatear, ver una película o ir al teatro, recuérdenlo. It`s the end of the World as we know it.
¿Qué vamos a hacer esta noche, cerebro?
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